Un 30 de agosto, hace 93 años, la
abuela Trinidad Ariza parió a su tercer hijo: Rafael Ramón Arias Ariza. Fue en
el barrio Chino de Atánquez, hoy conocido como Libertador, muy cerca del sitio donde
el calcio de cientos y cientos abonan los lirios blancos y las fibras de los
mangos de hilacha.
Nos quedaron las ganas de festejarle
sus 94 agostos. Hoy, jueves 28 de junio, sus verticales rayos de energía en
pleno medio día comenzaron a decaer, el salao sudor se confundió con lagrimas,
cual arroyito azul. Su corazón no bombeó más sangre, sus gotas de amor que reconocían
cada ser querido fueron secándose, la fuerza de su mano derecha poco a poco menguó.
Sus catorce hijos, yernos, decenas de nietos – hijos, centenares de sobrinos de
todos los grados, en una sola fibra se reencuentran en el mismo espiral de la
vida.
Tío Rafa, así le llamamos los
sobrinos en primero, segundo, tercero o cuarto grado; incluso, aquellos que no
llevan el Arias por ningún lado, pero saben que algo tienen de esa fibra, así
como los yernos y complementos de sus sobrinos... Hoy, en el más allá, al ritmo
del mismo himno que seguramente dirigirá Ismael (Menco), uno de sus hijos, como
siempre lo ha hecho en todo acto fúnebre en la Iglesia Evangélica Emaús, de
Atánquez.
“Más allá del sol”, nos lo
sabemos todos los que tenemos la convicción que nos reencontraremos con los
nuestros, por ello sabemos que tío Rafa debe estar tomando café kankuy con jengibre
en totuma, recostado en un taburete con sus hermanos o empedrando las calles de cristal: Evangelista, Pedro Eugenio,
Clemencia, Delfina. Deduzco lo que debe estar pensando y sintiendo ‘El cucarrón’
de mi tía Paula (Paulina de Jesús), la mayor de sus hermanas, quien lucidamente
con sus huesos blandos saldrá de la casa de sus viejos, bajará la Calle Real de
los Arias para visitar por última vez a su hermano del alma. Hoy nos queda
ella, el referente de los Arias Ariza; como el tío Antonio ‘Tono’ Daza, el guardián
de la estación de Atánquez en Valledupar, entre otros poquitos.
‘El viejo Rafa’, como otros le
llamaban, luego de una fría noche en Valledupar, regresará el viernes 29 de
junio a su tierra natal, y el sábado 30, al compás del ‘picoteo’ en el
cementerio Evangélico de ‘argunos’ familiares, al destapar la entrada de su
última morada en la tierra, seguirá aconsejándonos junto a su amada Teresa
Luisa; mientras que arriba como techo fresco abona su morada desde hace casi
diez años uno de sus sobrinos, Finees
David, a quien cortaron sus ramas en plena primavera.
‘El Patriarca’ de los Arias
Ariza, parte en su ley, cerca de los suyos, luego que estos decidieran bajo el
clamor de sus lagrimas que lo sacaran hace cuatro días de la Unidad de Cuidados
Intensivos de una clínica en Valledupar. Rafael Ramón Arias Ariza seguirá
regando esperanza, como los aguaceros que caen por estos días sobre los
maizales de las centenares de rozas en mi pueblo. ‘El Convento’, ‘Facilidad’, ‘Jerusalén’,
entre otras parcelas, seguirán brindando kunches resistentes, garantía del
legado Arias en nuestro pueblo Kankuy. Nos vemos pronto mi tío del arma, porque
tu despedida es un hasta luego cargado de remembranza, dichos y cuentos, entre
el fuego y el frio de las madrugadas atanqueras nos reencontraremos con el Pastor Edanit, el Profe Orlando, el
exhortador Milton, la enfermera Imia, el
Veterinario José Elias, La jardinera
Fanita, el director musical Ismael, la
Madre Fami Ruth, la Maestra Lida, el pregonero Lenín, la pastora Leotilde, la cantante Orfa, el agricultor Set y la
artesana Maria Trinidad. Siempre tuyos
tus ´jaraganes´.
Se fue uno de los hombres que quería, servía y era Atanquero de Corazón; de verad hombres como el duele su partida.
ResponderEliminarMis condolencias a todos su familiares.
D.H.C. y familia
dios lo tenga en su gloria
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